sábado, 14 de mayo de 2016

   
NO TODO CREYENTE ES CRISTIANO



   Me gustaría hacer una breve exposición de un estudio más amplio que hice hace tiempo, de lo que yo (reitero: yo) hallo en la Escritura, sobre un tema que me parece de total importancia, el cual he titulado, “NO TODO CREYENTE ES CRISTIANO”. Porque el hecho de confundir estos dos adjetivos, 'cristiano' y 'creyente', a dado lugar a inventar falsas doctrinas como lo es la enseñanza satánica, según la cual (y en base a versículos mal entendidos), existe el “cristiano carnal” supuestamente Salvo!. Y por otra parte, ha dado lugar a otra falsa doctrina, según la cual, un cristiano verdadero, que ha nacido de nuevo, puede supuestamente, perder su Salvación. Estas dos falsas doctrinas, sobre todo la del “cristiano carnal”, supuestamente Salvo, junto con la infundada vigencia del don de lenguas, la del Rapto secreto antes de la Gran Tribulación (pues el Arrebatamiento no será antes de la persecución del Anticristo), y otras cuantas más, han saturado las congregaciones hoy, de tal manera que el evangelio que se predica y se vive hoy no es más que la sombra del Verdadero y Eterno Evangelio de Jesucristo.

Por el hermano David Jiménez Borja


NO TODO CREYENTE ES CRISTIANO

Los dos cimientos
(Lucas 6: 46-49)

¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”
   Es evidente que Jesús está enseñando que existen dos clases de personas que saben quién es Él, a quien llaman “Señor, Señor”. Este “Señor, Señor”, enfatiza que existe en ellos plena consciencia de que Él es el Señor, y de que lo reconocen como tal, con todo lo que ello implica, lo cual, también es evidente por lo que significa aquí el término “Señor” (κύριος kúrios de κῦρος kúros (…) :Señor, soberano, ungido, Cristo, Dios, dueño). Además, lo contundente en esto, es que los obedientes le llaman “Señor, Señor”, y los desobedientes no le llaman “ Fariseo o Escriba ”, sino exactamente lo mismo: “Señor, Señor”, “Cristo, Cristo”, “Dios, Dios”.

Conclusión inevitable e incontrovertible: Tanto los que le oyen y le obedecen como los que le oyen y no le obedecen, son igualmente: ¡creyentes!

   La única diferencia (pues, en verdad, no eran, unos Creyentes y otros Pitufos), pero decisiva y trascendental, es la que el Maestro hace cuando dice “...no hacéis lo que yo digo”, es decir, lo que Yo aconsejo, lo que Yo enseño, lo que Yo mando. Y tanto es así, que vio la necesidad (para que nadie se engañe), de aclarar que al final habría unas consecuencias inevitables y terribles para los desobedientes, por la diferencia fundamental (aunque no en la forma exteriormente), que existía también entre las dos clases de personas que creían en Él.

Pero, como no puede ser de otro modo, esto se sigue reforzando en toda la enseñanza:

Todo aquel que viene a mí”
  En primer lugar, nótese que no dice: “Todo aquel que va a Bergoglio, o a buda, o a mahoma tampoco dice:
Todo aquel que va a un bar, o a un antro, o a un karaoke”, sino, que dice: “Todo aquel que viene A MÍ..”, es decir, “Todo aquel que...” ¡¡viene a Jesús!!; sí, a tu Jesús y a mi Jesús: ¿al Jesús que se predica en las iglesias, o no? Por tanto, también se aplica a los que van al encuentro de Jesús en todo lugar, y también en las congregaciones, a aceptar a Cristo haciendo la Oración y/o al culto evangélico.
Conclusión irrebatible: También en las iglesias hay “creyentes inconversos” desobedientes, “creyentes carnales”, que en realidad, aún son gobernados por su naturaleza pecaminosa, aunque han hecho algunas reformas positivas en su vida

   Porque lo más básico e importante de una persona es “su ser”, “su vida”, “su alma” (representada aquí por la casa), y el que puede obedecer a Jesús, lo cual implica mucho esfuerzo y sacrificio, es el que tiene una clase de Fe con la que en la Gracia sale adelante en toda adversidad, cuando, en obediencia a Jesús, “...presenta su cuerpo en sacrificio vivo...”. Esto no es la causa, pero sí la evidencia de que “su alma” está en la “Roca”, de que es Salvada. Éste es cristiano; “...que retiene la Palabra tal como está en la Escritura (es decir, sin falsas doctrinas ni “jerigonzas”), y es Salvo porque no ha creído en vano”, como sí “creen en vano”, “...los que oyen su Palabra y no la obedecen”. Que escuchan en las iglesias, la predicación para arrepentimiento y conversión y alzan su mano, y hacen la oración de rendición y entrega al Señor; y escuchan los mensajes y la enseñanza y doctrina del Señor y participan en el culto y dicen “Gloria a Dios”, “amén y aleluya” y tienen cargos en la iglesia local, o son predicadores o pastores, o ministros; pero no obedeces Su Palabra, y no se ve en ellos una santificación progresiva. Pues, son creyentes “oidores pero no hacedores de la Palabra” y, por tanto, su conducta infiel es evidencia notoria (sobre todo para sí mismos) de que, lejos de ser Salvos, su alma se dirige a la Gran Ruina. Éstos son los que “creen en vano”.
La seguridad personal de la Salvación está en la obediencia a la Escritura y la santificación progresiva.

Recibid un cordial abrazo.